Réquiem Primero
Te veo oscura y opaca, no resplandeces.
Te temo y te puedo oler.
Contémplame, mírame en mis actos voluptuosos.
Voluptuoso el aire que mis pulmones recambian y voluptuosa la música que mis oídos absorben,
como voluptuosa y violenta es la desesperación que me estrangula al verte.
No has tocado una célula de mí y mi carne ya se crispaba ante tu presencia.
Viste mis ojos en blanco, estupefactos y perdidos. Cegados por ti.
Un sudor frío me bañó las manos y el hielo eterno perforó mis vísceras.
Me miraste y te reconocí.
Quise gritar "¡No me mires!", mas mi voz ahogaste.
Me has quitado el aire y yo no me daba cuenta, enamorado, encantado de tu lúgubre ser.
Mi delirio nunca fue mayor, mi gozo nunca tan completo y nunca tan amargo como ahora.
Bebí la hiel de la copa que me ofreciste.
La cicuta es zumo de frutas dulces ante ti, oh, musa poderosa.
Quise poseerte, pero antes de terminar mi pensamiento ya era tuyo.
Me entregué sin preguntas, sin juicio y sin voluntad.
Me anulaste, me aniquilaste y no vinieron campanas a avisarme.
Nunca vi tus cartas, tus alarmas, tus sirenas, ni sentí los zarpazos que me diste...
¡Ay, cómo marcaste mi piel con tus uñas etéreas todos estos años!
Estoy lleno de ti, soy ganado de tu rebaño y no me daba cuenta.
He logrado verte.
Tu rostro blanco como la cera.
Baila, baila. Yo tocaré para ti eternamente.
Encadéname, enciérrame, átame grilletes y amordázame.
Átame y condéname.
Antes de ti nada tuvo sentido:
desde mi primer respiro de vida yo era tuyo.
Te temo y te puedo oler.
Contémplame, mírame en mis actos voluptuosos.
Voluptuoso el aire que mis pulmones recambian y voluptuosa la música que mis oídos absorben,
como voluptuosa y violenta es la desesperación que me estrangula al verte.
No has tocado una célula de mí y mi carne ya se crispaba ante tu presencia.
Viste mis ojos en blanco, estupefactos y perdidos. Cegados por ti.
Un sudor frío me bañó las manos y el hielo eterno perforó mis vísceras.
Me miraste y te reconocí.
Quise gritar "¡No me mires!", mas mi voz ahogaste.
Me has quitado el aire y yo no me daba cuenta, enamorado, encantado de tu lúgubre ser.
Mi delirio nunca fue mayor, mi gozo nunca tan completo y nunca tan amargo como ahora.
Bebí la hiel de la copa que me ofreciste.
La cicuta es zumo de frutas dulces ante ti, oh, musa poderosa.
Quise poseerte, pero antes de terminar mi pensamiento ya era tuyo.
Me entregué sin preguntas, sin juicio y sin voluntad.
Me anulaste, me aniquilaste y no vinieron campanas a avisarme.
Nunca vi tus cartas, tus alarmas, tus sirenas, ni sentí los zarpazos que me diste...
¡Ay, cómo marcaste mi piel con tus uñas etéreas todos estos años!
Estoy lleno de ti, soy ganado de tu rebaño y no me daba cuenta.
He logrado verte.
Tu rostro blanco como la cera.
Baila, baila. Yo tocaré para ti eternamente.
Encadéname, enciérrame, átame grilletes y amordázame.
Átame y condéname.
Antes de ti nada tuvo sentido:
desde mi primer respiro de vida yo era tuyo.
Comentarios
Parece que te gustan los hombres a los que posees 1313.
Buen escrito, identidad, te marca y representa, pero a la vez hiela la sangre. Es tu personalidad.
gracias ;)