Del sopor

Como si me amarraran y tiraran de mí pentagramas y páginas repletas de versos. Me pesan, me arrastran, y me seducen. Me quitan el aire.

He quedado en un estado de sopor incomparable al que pueda causar cualquier otra cosa intangible. Se me congela la mirada sobre un rayo de luz rodante, sobre las telas y los pisos.

Dibujo un cielo abierto, apenas atacado por un par de astros intrusos que observan sin ojos.

No queda otro remedio que cargar con el grillete del sopor. Del sopor, las ansiedades y la imaginación locamente fértil.

¡Puéblame de semillas! Las entibiaré y las regaré cada vez que los sentidos calen eléctricos por la carne.

Te cultivaré y crecerás, luego poblarás el mundo y como una enredadera me arrastrarás hasta cada rincón que necesite de mi gozoso sacrificio.

Me invades.

Una vez más no niego que te llevo dentro y que porfiadamente te sigo amando.

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