Buenas noches, cariño


-Cariño, a esta hora la luna se ve por la otra ventana- le dijo mientras servía el vino.

Ella volteó, y sólo la luz de las velas le iluminó el rostro.

Él levantó la cabeza, la miró, y ambos vieron el brillo de la lujuria disfrazada de ingenuidad en los ojos del otro.

La tomó por los hombros y la llevó en dirección a la ventana que dejaba colarse un haz de luz fría, pero no alcanzaron a ver la luna. Ellos despertaron muy tarde, acostados, como las copas sobre el mantel, que despertó al nuevo día con una enorme flor carmesí.

Comentarios

Anónimo dijo…
Me encantan estos escritos tuyos. Relatan perfectamente todo lo que unom siente...
Anónimo dijo…
No sé cómo se "escribe" una cara llena de agradecimiento y ternura.
*_*

Después de todo tengo una sensación de camaradería...como si fuésemos miembros de un mismo club...

En resumen: GRACIAS
Anónimo dijo…
Somos del club de los seres vivientes de la madre Gea :P, incluso algo animales...

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