(Des)Entendiendo

Parecía inexplicable. A veces reaccionaba violentamente y no quería nada.
Como cualquier día, como todos los días, se encontraba en medio de todo, pero sola.
Estaba en el centro de las redes, oculta. Rodeada de gente y de cosas; de palabras y de números, pero sola. Evitando el contacto del mundo.
Pensaba en los odios que se tienen a pesar del amor...
Esta vez las llamadas al teléfono no tuvieron respuesta, pero a diferencia de las veces anteriores, no era parte del placentero ejercicio de descolgarlo por la mañana del sábado hasta el día siguiente. Esta vez el teléfono sonaba.
Antes de yacer en el suelo con la cabeza rota, hubo un golpe fatal.
Antes del golpe fatal, hubo un jarrón cayendo desde lo alto del estante.
Antes del jarrón cayendo hubo dos manos intentando sujetarse en el mismo estante.
Antes de las manos sujetándose, hubo un cuerpo que empezaba a caer y el instinto de sostenerse.
Antes del cuerpo intentando sostenerse, hubo un vahído que le invadió desde la cabeza hasta el estómago vacío.
Antes del vahído hubo un alma espantada en la soledad.
Y antes del espanto de la soledad, la misma alma estuvo crispada por el odio a pesar del amor.

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