Réquiem Segundo

Hay días en que me dejo morir.
Días en que más de algo conspira e intenta quitarme el aire. Lo peor es cuando no le pongo el dedo a la boquilla. El aire se me escapa, se me escapa de a poquito, me desinflo y me quedo tirada, lacia como trapo.
Hay días en que el estrangulamiento diario duele, duele más de lo habitual, y en que el hambre amenaza con romper las tripas.
Cualquier día, así como voy, esa hambre me las revienta, me las perfora con una úlcera irremediable o me las corta de lo torcidas que ya están.
Me ahogo, y me retuerzo un poco de todos lados, cada día.
Pero hay días en que el mundo no contribuye, y me dejo morir.

Comentarios

Alan Wilder dijo…
si todos nos rindieramos con malos dias... no estaria aca de partida...
y lo otro... fue solo una sombra... todo es variable, y antes de lo que esperas... volveras a ver luz
Anónimo dijo…
amén

gracias, amigo

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